Otoño, de Jon Mcnaught

En 2013, la tristemente malograda Sins Entido anunciaba la publicación de Otoño para el segundo semestre de aquel año. El inesperado cese de actividad de la editorial nos privó entonces del  flamante premio revelación del Festival de Angoulême. Afortunadamente, el pasado año, la editorial Impedimenta reparaba el daño haciéndose cargo de la publicación del cómic de Jon McNaught.

Si en Birchfield Close el autor se centraba en los veranos de su infancia, ahora, reforzando aún más su estilo intimista y minimalista, McNaught vuelve a construir una narración alrededor de una estación del año. Eso sí, parece que en Otoño los elementos autobiográficos no cobran relevancia.

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Ni una palabra: 12 cómics mudos imprescindibles

“Cuando son buenos, suelen ser brillantes, porque el cómic sin palabras exige un dominio superior del medio”. Santiago García, autor de La novela gráfica.

Según Scott McCloud, tomando como punto de partida el dictamen de Will Esisner – el arte secuencial -, definía el cómic intentando atar el mayor número de cabos sueltos posible:  “ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada, con el propósito de transmitir información y obtener una respuesta estética del lector”.

Una definición académica y clarificadora que hacía hincapié en los dos principales elementos sobre los que el cómic se asienta: el dibujo (ilustraciones yuxtapuestas) y los textos (imágenes en secuencia deliberada; aunque este fragmento de la definición también hace referencia a otros elementos).

La combinación de textos y dibujos se erige como la herramienta fundamental sobre la que se sustenta el 9º arte, desde que es consciente de sí mismo como medio artístico singular, no obstante, no es imprescindible recurrir a ella para que esta narrativa funcione con normalidad.

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Birchfield Close, de Jon McNaught

“England has produced another artist recently who has completely won me over». Seth, autor de Wimbledon Green.

El prestigioso palmarés que cada año copa el Festival de Angoulême, suele contar con ilustres autores que no necesitan presentación. En la edición de este mismo año, Peeters, Herriman o Blain, entre otros, han sido algunas de esas celebridades que han engordado su currículum personal a golpe de ingenio y talento (en el caso del segundo, incluso después de llevar 70 años muerto). Pero hay un reconocimiento en especial, y me refiero al premio revelación, que es una herramienta imprescindible para descubrir nuevos valores de la historieta, que en muchas ocasiones, ni siquiera han sido editados en España. Este año el premio ha recaído en Jon McNaught – con su flamante Automne -, un autor británico a reivindicar, cuyo recorrido ha sido fulgurante.

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