Ni una palabra: 12 cómics mudos imprescindibles

“Cuando son buenos, suelen ser brillantes, porque el cómic sin palabras exige un dominio superior del medio”. Santiago García, autor de La novela gráfica.

Según Scott McCloud, tomando como punto de partida el dictamen de Will Esisner – el arte secuencial -, definía el cómic intentando atar el mayor número de cabos sueltos posible:  “ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada, con el propósito de transmitir información y obtener una respuesta estética del lector”.

Una definición académica y clarificadora que hacía hincapié en los dos principales elementos sobre los que el cómic se asienta: el dibujo (ilustraciones yuxtapuestas) y los textos (imágenes en secuencia deliberada; aunque este fragmento de la definición también hace referencia a otros elementos).

La combinación de textos y dibujos se erige como la herramienta fundamental sobre la que se sustenta el 9º arte, desde que es consciente de sí mismo como medio artístico singular, no obstante, no es imprescindible recurrir a ella para que esta narrativa funcione con normalidad.

No es algo nuevo. Si nos remontamos a principios del siglo XX, podemos ver cómo surgió una minoritaria corriente de autores que construían sus historias a través del uso único y exclusivo de imágenes. Las técnicas eran diversas, e iban desde el collage hasta el uso de la tinta, pasando por diferentes técnicas de grabado (frottage o grattage entre otras). Las obras resultantes fueron denominadas novelas en imágenes o novelas sin palabras.

Construir una narración compleja valiéndose sólo de un puñado de dibujos sin textos, entraña gran dificultad y requiere mucho oficio y saber hacer. Es evidente que crear un cómic mudo no está al alcance de cualquiera. Otro factor a tener en cuenta, con la ausencia de la palabra escrita, es el efecto colateral que tiene sobre la experiencia del lector. En este caso, la lectura se convierte en una actividad mucho más dinámica y exigente a la hora de interpretar las intenciones del autor. Desde mi punto de vista, un valor añadido.

A continuación, voy a repasar algunos significativos ejemplos que ponen en relieve la importancia de este difícil y gratificante formato:

La ciudad de Frans Masereel (1925).

La ciudad¿Qué cuenta? ‘La ciudad’ es un fidedigno retrato de una gran ciudad industrial en los años previos a la Gran Depresión. Utilizando la cotidianidad como piedra de toque, crea una excelente radiografía urbana que refleja el abismo de los diferentes estratos sociales.

¿Cómo? La ciudad está compuesta por una serie de ilustraciones en blanco y negro realizadas a través de la xilografía, una técnica de impresión que empleaba planchas de madera.

El énfasis en la expresividad de los personajes retratados en La ciudad deja evidentes muestras de la influencia que el cine mudo ejercía sobre el trabajo de Frans Masereel.

El autor: Frans Masereel (Blankenberge, Bélgica, 1889) fue uno de los autores más representativos dentro de la corriente adscrita a las novelas en imágenes o novelas sin palabras, de hecho fue su precursor con obras como 25 Images de la Passion d’un Homme (1918) y Mon livre d’heures (1919).

La ciudad 01

Arzach de Moebius (1975).

Arzach¿Qué cuenta? Varias historias cortas relatan las aventuras de Arzach (Hazark, Arzak y Harzakc, el nombre cambia en todas ellas), mientras sobrevuela un extraño y hostil mundo a lomos de su bestia voladora.

¿Cómo? Los lápices de Moebius son el principal soporte y excusa para disfrutar de Arzach en todo su esplendor, que por otro lado, es el perfecto ejemplo de lo que la revista Metal Hurlant pretendía publicar: historias de ciencia-ficción, de potente acabado visual y que no tuvieran cabida en otras publicaciones, sobre todo por su espíritu abiertamente transgresor.

El autor: Sobran las palabras cuando hablamos de Jean Giroud Moebius’ (París, 1938 – 2012), el autor europeo más influyente de los últimos 40 años, cuya huella trasciende a los límites del propio medio.

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Flood! de Eric Drooker (1992).

Flood!¿Qué cuenta?  Eric Drooker construye esta obra a través de tres historias (Home, L y Flood) que giran en torno a una oscura y desasosegante Nueva York, sustentada de pobreza, alienación e injusticia.

¿Cómo? El autor neoyorkino homenajea a las novelas en imágenes en general, y a Frans Masereel en particular, imitando el estilo de los grabados de madera del artista belga y completando muchos de los pasajes más destacados de este Flood!, con excelentes e iconográficas ilustraciones a página completa que han dejado huella en el imaginario colectivo.

El autor: Eric Drooker (Nueva York, 1985), un habitual en las portadas de The New Yorker, de entregado activismo político, encuentra en La ciudad de Frans Masereel una fuente de inspiración casi inagotable, formal y temáticamente hablando.

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Gon de Masashi Tanaka (1992).

Gon¿Qué cuenta? Las aventuras de un pequeño dinosaurio, superviviente a la gran extinción, empeñado en hacerle la vida imposible a – entre otros – los depredadores salvajes más peligrosos de la naturaleza.

¿Cómo? Divididos en diferentes capítulos, centrados en los animales con los que Gon se encuentra en su camino hacia ninguna parte, hay que destacar el elaborado y detallista dibujo en blanco y negro de Masashi Tanaka, que demuestra tener una mano portentosa. El otro elemento clave es el humor de trazo grueso que destila esta obra, centrado fundamentalmente en el sufrimiento de los animales que tienen la desgracia de cruzarse con este pequeño y terrible dinosaurio.

El autor: Masashi Tanaka (Gōtsu, Japón, 1962)  no es un autor demasiado prolífico, y en ocasiones ha estado relacionado con la industria del videojuego. Aún así, Gon no es el único cómic que tiene en su haber. Obras como UPO (Unidentified Prince Object) o Samurai Daibouken engrosan su currículum, pero se quedan muy lejos de la calidad y el reconocimiento internacional que Gon le ha proporcionado.

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Frank de Jim Woodring (1994).

Frank¿Qué cuenta? Las andanzas de Frank, un gato que habita un extraño mundo que se mueve vertiginosamente entre la ensoñación, lo absurdo e incluso el horror.

¿Cómo? Francis Ford Coppola avisa en el prólogo: Frank es una creación tan extraña que no sé por dónde empezar a describirla”.

En Frank, Jim Woodring pasa en muchas ocasiones del surrealismo a la pura y dura abstracción, recordando al Crumb más alucinógeno.

El autor se proyecta en los personajes y vuelca todo su interior sobre las viñetas, lo que adquiere un cariz bastante inquietante, una vez que la reflexión del lector hace acto de presencia tras un primer vistazo. Esta es, sin duda, la obra más enigmática de esta lista.

El autor: basurero, diseñador de fondos y personajes, dibujante y creador de juguetes; este ha sido el variopinto tránsito profesional de Jim Woodring (Los Angeles, 1952) a lo largo de sus 60 primaveras. En el camino, la paranoia, la paracusia, las alucinaciones de juventud y su posterior problema de alcoholismo, nos dan pistas sobre los motivos que explican el tono de la obra de este el autor californiano.

Frank 01

¡CHHHT! de Jason (2002).

CHHHT¿Qué cuenta? Varias historias protagonizadas por un pájaro antropomórfico sirven para reflexionar sobre diversos temas universales como la muerte, la soledad, el paso del tiempo, el desamor, la familia…

¿Cómo? Si bien ¡CHHHT! posee el visible sello del autor noruego, cuya mayor seña de identidad recae sobre los animales antropomórficos que pueblan sus historias, también destaca por algunas sensibles diferencias respecto a su estilo habitual. La utilización de un menor número de viñetas por página (5 o 6)  y la inclusión del blanco y negro (que sustituye a sus habituales colores planos), dan algunas pistas de la singularidad de esta obra dentro de su bibliografía.

El autor: John Arne SæterøyJason’ (Molde, Noruega, 1965), es uno de los autores de cómics contemporáneos más reconocible – por su estilo – y más reconocido – por su trabajo – de Europa. Desde principios de siglo, un habitual en los nominados a los Harvey y los Eisner, y un auténtico coleccionista de galardones a ambos lados del charco.

CHHHT 01

Emigrantes de Shaun Tan (2006).

Emigrantes¿Qué cuenta? Un padre de familia se ve obligado a dejar atrás a los suyos, emigrando a un nuevo y extraño país, que le es totalmente ajeno.

¿Cómo? Emigrantes destaca en esta lista por la espectacularidad de sus ilustraciones. Shaun Tan construye una potente propuesta visual que parte inicialmente de una estética que recuerda conscientemente al gran flujo emigratorio de Europa a EEUU, durante las primeras décadas del siglo XX. Cuando el protagonista llega al nuevo país, a una nueva ciudad, los paisajes urbanos surrealistas, plagados de irrealidad y de arquitecturas imposibles, nos indicarán cómo el autor retuerce la realidad para que seamos nosotros, los lectores, los que sintamos en nuestras carnes la extrañeza del emigrante.

El autor: Shaun Tan (Fremantle, 1972) es un ilustrador australiano especialmente conocido por sus libros infantiles. Fuertemente influenciado por los relatos de Ray Bradbury en su juventud, en la actualidad se puede decir que sus fuentes de inspiración son inagotables y multidisciplinares: Terry Gilliam, Edward Gorey, Joseph Cornell, Stanley Kubrick, Francis Bacon, Katsushika Hokusai y un largo etcétera.

En 2011 ganó un Óscar al mejor cortometraje de animación, por la adaptación de su libro de ilustraciones The lost thing.

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Pinocchio de Winshluss (2008).

Pinocchio¿Qué cuenta? Una retorcida y actualizada revisión del clásico de Carlo Collodi, muy alejada del edulcorado acercamiento de Disney, que aprovecha para echar un mordaz vistazo a los totalitarismos, la religión, la explotación infantil, la soledad…

¿Cómo? Winshluss consigue armar una contundente propuesta, recuperando el tono sombrío original de Le avventure di Pinocchio (Carlo Collodi, 1882-1883), pero llevándolo aún más lejos.

En Pinocchio se puede intuir la huella de Robert Crumb, Philippe Vuillemin o Gary Baseman, que, sumados a la variedad de estilos y técnicas que el autor francés emplea cuando se centra en algunas historias periféricas de la trama, convierten a esta obra en un auténtico deleite visual.

Hay que matizar que no es un cómic mudo al 100%. Una de sus historias secundarias – la que se centra en ese Pepito Grillo representado por una cucaracha –, intenta emular una tira cómica apoyándose de algunos textos.

El autor: Winshluss es el alias de Vincent Paronnaud (La Rochelle, 1970), un cineasta francés que, poco a poco, ha ido dejando atrás su faceta como dibujante para dedicarse en cuerpo y alma al 7º arte. Pinocchio supone la última obra que el autor ha publicado hasta el momento y obtuvo el premio al mejor álbum en el Festival de Angoulême de 2009.

Para un servidor, la mejor obra de este listado. La reivindicaré hasta el hartazgo.

Pinocchio 01

El número de Thomas Ott (2008).

El número¿Qué cuenta? Un largo número en un papel acapara toda la atención de un condenado a la pena capital en sus últimos instantes de vida. Su verdugo lo encuentra después de la ejecución y se hace con él. Probablemente el peor error de su vida.

¿Cómo? Thomas Ott recrea en toda su obra un oscuro y desasosegante universo valiéndose del carte-a-gratter, una técnica que consiste en el trabajo sobre un papel con una capa de arcilla blanca, que a su vez, está recubierta de  tinta china. El vistoso resultado de líneas blancas sobre fondos negros se obtiene raspando sobre estas superficies.

El autor: Thomas Ott (Zurich, 1966) bebe directamente de diversas publicaciones de terror estadounidenses de los años 50 como Tales from the crypt o The vault of horror, entre otras. El excelente resultado final de su arte y el hábil manejo narrativo, contribuyen decisivamente a la inmersión del lector en sus tétricas atmosferas.

El número 01

Birchfield Close de Jon McNaught (2010).

Birchfield Close¿Qué cuenta? El tiempo transcurre en unos suburbios durante un atardecer veraniego. Dos chavales que presumen de hastío, sortearán su atención entre los avatares cotidianos de su entorno y  una pequeña consola de videojuegos.

¿Cómo? Birchfield Close pasó de ser una serie limitada de ilustraciones a un cómic, casi sin pretenderlo. La fijación de Jon McNaught por reflejar el paso del tiempo en los veranos de su infancia, fue el principal motivo en este cambio de formato.

El autor dispone las páginas formando una malla con multitud de pequeñas viñetas y emplea el color – negro, gris, azul claro y salmón – teniendo en mente las litografías y grabados tradicionales, de los que es amplio conocedor.

El autor: Jon McNaught es un artista y formador especializado en grabados residente en Bristol. En 2010 autoeditó Birchfield Close, sorprendiendo por su innovador estilo y enfoque. Este hecho no pasa desapercibido para Nobrow, una arriesgada editorial londinense que no dejó pasar la oportunidad de publicar la obra de McNaught. Desde entonces, sus cómics han tenido diferentes y prestigiosos reconocimientos en galardones como los Ignatz Awards y en festivales como el de Angoulême, donde recibió el premio revelación por su última obra, Automne.

Birchfield Close 01

Aventuras de un oficinista japonés de José Domingo (2011).

Aventuras de un oficinista japonés¿Qué cuenta? Narra la estratosférica odisea que vive un empleado de oficina que regresa a su casa tras su anodina jornada laboral.

¿Cómo? Con un marcado estilo naif y con una ilimitada cantidad de pequeños detalles, José Domingo completa el cómic más divertido y cargado de referencias de este listado. Aventuras de un oficinista japonés se sacude todos los corsets a golpe de imaginación y traslada al lector la sensación de que cualquier cosa puede suceder cuando pasemos de página.

El autor: José Domingo (Zaragoza, 1982) es un dibujante e ilustrador forjado entre fanzines, revistas locales y el cine de animación. Aventuras de un oficinista japonés es su primera obra de larga duración en solitario y tuvo una excepcional acogida en España. Nobrow se hizo con los derechos de la misma y terminó publicándola en Gran Bretaña el año pasado.

Aventuras de un oficinista japonés 01

3 segundos de Marc-Antoine Mathieu (2011).

3 Segundos¿Qué cuenta? 3 segundos narra en 72 páginas una serie de acontecimientos, sin aparente conexión, que suceden en el intervalo de tiempo que da nombre a esta obra.

¿Cómo? Estamos ante un arriesgadísimo experimento visual y narrativo sin precedentes. Mathieu construye un complicado mecanismo de zooms, a través de las viñetas, que provoca una vertiginosa sensación de velocidad y fluidez fruto de una escrupulosa planificación.

Los cambios de enfoque serán impredecibles y nos marcarán la trayectoria de la narración. Mientras la luz viene y va, el autor nos dejará entrever las piezas de un enorme rompecabezas que sabe cerrar a la perfección, una vez transcurridos los tres segundos de tiempo real que dura esta genialidad.

El autor: Marc-Antoine Mathieu (Anthony, 1952) es un veterano autor francés curtido en el ámbito del diseño gráfico, relativamente desconocido en nuestro país – sólo cuenta con 2 obras publicadas en España -.

3 segundos 01

Menciones especiales: House, de Josh Simmons, Cinema Panopticum de Thomas Ott y Mox Nox de Joan Cornellà.

21 pensamientos en “Ni una palabra: 12 cómics mudos imprescindibles

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  3. mektres dice:

    De Shaun Tan también es muy recomendable ‘El árbol rojo’ …una preciosidad.

    Vaya entrada !

  4. Malapata dice:

    Una lista muy interesante, los apunto. Sólo había leído Arzch y Chhht! (aunque de Jason yo elegiría Espera. Aunque no es del todo mudo, tiene una única palabra). Me atrae especialmente el de Shaun Tan, sobre todo después de ver las hermosas ilustraciones de La cosa perdida.
    Gracias por las recomendaciones, un saludo.

    • Gracias a ti por pasarte y dejar tu opinión.

      Por cierto, hablando de memoria, creo que “Espera…” sí tiene unos cuantos textos, de ahí que no lo tuviera en cuenta para esta lista. Igualmente, un cómic bastante interesante, como casi todo lo que hace Jason.

      Un saludo.

      • Malapata dice:

        Tienes toda la razón. Acabo de revisarlo y aparece bastante más diálogo. Se ve que ha pasado demasiado tiempo desde que lo leí por última vez. Habrá que arreglarlo 🙂
        Un saludo

      • Aprovechando la coyuntura lo voy a revisar. Tengo a Jason algo olvidado últimamente.

        Un saludo de vuelta.

  5. Información Bitacoras.com

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  6. […] ¿De qué va? Para no repetirme mucho, lo podéis ver en este artículo: Ni una palabra: 12 cómics mudos imprescindibles. […]

  7. Ricardo dice:

    Gracias por este post. Has incluido parte de mis cómics favoritos y me has descubierto otros tantos que no conocía. 😀

  8. Anónimo dice:

    Gracias por todas estas recomendaciones, soy de esas personas que sin blogs como este no sabría qué hay en el mundillo

  9. […] Lucas Varela construye una distopía en la tradición de novelas como Mercades del Espacio, de Frederick Pohl y Cyril M. Kornbluth, donde el poder económico se perpetuaba a través de grandes corporaciones que habían suprimido toda forma de representación política, controlando a los ciudadanos a través del binomio trabajo/consumo. Un tipo de distopía recurrente muchas veces visto en el cine, la literatura, e incluso los cómics, que siempre ha servido de vehículo para una nada disimulada crítica a la voracidad del capitalismo. En el caso de Le jour le plus long du futur, es evidente que este marco no es azaroso, pero aún así, Varela va relegando a un segundo plano la vertiente más crítica del relato, para centrarse en el divertidísimo ejercicio de estilo que construye a través de la principal singularidad que posee esta obra: no hay ni una sola palabra que apoye a la narración -exceptuando rótulos y carteles de la ciudad, claro-, es decir, estamos ante un cómic mudo, una de mis debilidades personales. […]

  10. anthony dice:

    tyuuyuyujuuyuyyu

  11. Anónimo dice:

    HELLO

  12. Anónimo dice:

    Muy buena información. Excelentes comentarios

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