Basilisco, de Jon Bilbao

El canon cultural siempre me ha empujado a desconfiar.

Desde Babelia nos dicen una y otra vez lo que se debe leer y, por omisión, lo que no, al igual que los arbitrarios premios literarios que se otorgan por estos andurriales. Las amplias y clónicas mesas de novedades de la mayoría de las librerías dictaminan las lecturas que merecen ese lugar preeminente y las que deben ser condenadas al olvido o directamente a la invisibilidad perpetua. Estamos ante un sistema viciado.

Casi siempre que he seguido un consejo de alguno de los miembros de este grupo informe de opinadores y autores tan bien relacionados, una decepcionante experiencia lectora me aguardaba.

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Elige tu propia aventura: 1980 versus 2020

El pasado sábado 17 de octubre, aprovechando la nueva edición de la colección de ‘Elige tu propia aventura’, solté un chascarrillo en Twitter que pretendía ser una crítica a mi maltrecha generación. Creo que la gente de mi quinta (soy del 78) está plagada de padres histéricos y sobreprotectores y una actualización tan infantilizada como la de la reedición de ‘Más allá del espacio’, de R.A. Montgomery, me pareció una divertida metáfora para explicarlo.

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‘Soy Leyenda’, de Mario Gómez Martín

Richard Matheson nunca ocultó su descontento con las adaptaciones cinematográficas de una de sus obras más universales, ‘Soy Leyenda’. El trasfondo de la novela, fuertemente impregnada del contexto fatalista de la Guerra Fría y la constante amenaza nuclear, dibujaba en su ideario una concepción de la raza humana cargada de pesimismo: la humanidad, tal y como llegó, se irá.

Matheson intentó armar por su cuenta una versión lo más fidedigna posible a su obra, así que cedió los derechos a la Hammer a cambio de hacerse con el control del guión. La productora británica le puso sobre la mesa el nombre de Val Guest (‘The Quatermass Xperiment’) para la dirección y llegaron a un acuerdo, dejando todo a expensas de la censura británica para sacar adelante la película. Lo que en un principio parecía un trámite, se convirtió en un escollo: los cambios en el guión sugeridos por la Bristish Board of Film Classification fueron inadmisibles para Richard Matheson y el proyecto, que se iba a titular ‘Night Creatures’, no se llevó a cabo.

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Los proyectos malditos de Álex de la Iglesia

“Mi vida es una caída libre, aunque no pienses ni por un momento que voy a perder el control”. Álex de la Iglesia, como miembro del jurado del Festival de Sitges (1995).

Echando una mirada atrás, uno no se explica cómo consiguió Álex la financiación para llevar a cabo esa ópera prima absolutamente suicida que fue ‘Acción Mutante’ (1993). Concebida en su origen como un cortometraje llamado ‘Piratas del espacio’, Álex y Jorge Guerricaechevarría, allá por 1990, después de más de 4 horas esperando en un sofá de la productora de los hermanos Almodóvar y tras un encuentro satisfactorio, comenzaron a darle forma a un proyecto que comenzaría como una serie, pasaría a ser una película para televisión y terminaría felizmente como el debut cinematográfico del director vasco.

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Mataré a vuestros muertos, de Daniel Ausente

Esta ciudad te deshumaniza por completo; esa fue la contundente conclusión de un buen amigo, después de disertar durante un rato sobre la experiencia de vivir en Madrid.

Sin sorprenderme un ápice, hice un repaso mental de todos los amigos o conocidos que han terminando huyendo de la capital, ya sea al extrarradio, a otras comunidades o lejos de nuestras fronteras. Mientras intentaba recordar los motivos que les empujaron a marcharse, no pude evitar acordarme de la visión de Madrid que Alex de la Iglesia nos regaló hace 20 años con ‘El día de la bestia’.

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Yo, Precario, de Javier López Menacho

«Perteneces a ese mismo sistema que criticas«. Esa fue la sentenciosa frase – palabra arriba, palabra abajo – que aquel hombre espetó a Javier López Menacho en la presentación sevillana de Yo, precario. No había ningún atisbo de rubor en la afirmación. Estábamos en el turno de preguntas, pero la dinámica cobraba vida propia tirando por otros derroteros. No había preguntas propiamente dichas; la gente que decidía intervenir lanzaba una disertación al aire, con más o menos tino, intentando generar algún tipo de debate o reflexión. Hasta que llegó la fatídica frase.

Las palabras de Javier López Menacho durante la presentación rezumaban honestidad y optimismo, precisamente en la línea de Yo, precario. No hay trampa ni cartón. Al parecer, el único pecado de Javier fue ser demasiado idealista. En un momento de la charla, explicaba como fantaseaba con la posibilidad de que alguno de los poderosos responsables de la situación actual – ya fuera banquero, empresario, o político – leyera el libro y que de algún modo le hiciera mella. Que algo de daño les fuera devuelto, por muy insignificante que pudiera llegar a ser.

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No más zombis, por favor

«Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado… ¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien… o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos… ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea…». Fragmento de la adaptación radiofónica de La Guerra de los Mundos de Orson Welles.

La histeria colectiva que generó la emisión de La Guerra de los Mundos el 30 de Octubre de 1938, nos enseñó una lección muy útil sobre la influencia de los medios de comunicación de masas. Con el paso del tiempo, parece que sólo tomaron nota de ello determinadas élites sociales, concretamente las que han acaparado los medios de comunicación desde entonces.

En la actualidad, la irrupción de Internet ha cambiado radicalmente la situación de los Mass Media. En esta nueva era, la información ya no es unidireccional. Los tradicionales receptores también pueden ser emisores, existen herramientas suficientes como para contrastar y rebatir la información que nos llega, se han decuplicado las fuentes y la información ya no es el coto privado de unos pocos. El panorama actual poco tiene que ver con el que se encontró Orson Welles en aquella noche de Halloween de 1938, desgraciadamente, seguimos cometiendo los mismos errores.

El 26 de Mayo de 2012, Rudy Eugene, un haitiano de 31 años atacó a un indigente llamado Ronald Poppo en Miami. La histeria y la rumorología se desbordaron en el momento que se conocieron los detalles del suceso: Rudy Eugene, supuestamente bajo los efectos de una nueva droga sintética, devoró gran parte del rostro de Ronald Poppo. Cuando la policía abatió a disparos al joven haitiano, este iba completamente desnudo. Para muchos, el Apocalipsis Zombi ya estaba aquí.

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